16 sept 2010

Todo por un perejil


En estos días me puse a pensar que es lo que hago mal para que mis relaciones se terminen (o ni siquiera empiecen), cuales son mis errores. De mas esta decir que como soy mujer hice un sin fin de conjeturas absurdas que van desde hecharle la culpa a una uña encarnada hasta el color del esmalte de uñas.

Agotada mentalmente, después de buscar y buscar en mi cabeza, después de 10 sesiones de grupo con mis amigas, en las cuales debatimos y analizamos hasta el mas mínimo detalle de este interrogante y después de acosar telefonicamente a mi mejor amigo y a un ex con el que tengo bueno onda, no encontré ninguna razón de peso que me hiciera a MI culpable del fracaso de la relación, pero descubrí que, a pesar de que íntimamente supiera que no soy responsable directo (por que las relaciones son 50 y 50), me culpaba constantemente y vivía las rupturas como el fin del mundo.

Fue en ese momento en que me acorde de todos los estadios emocionales por los que paso a posteriori de una ruptura y de las acciones por las que esas emociones son canalizadas y me pareció interesante enumerar un par de ellas acompañada de su frase característica:

Hace lo que quieras: Roberto, no ves que no me importa nada, andate con tus amigos, con la otra o con quien quieras, la verdad es que se que voy a estar mejor sin vos. Ahora voy a poder volver a salir con mis amigas, voy a tener mas tiempo para mi y seguramente en poco tiempo voy a conocer a alguien mejor que vos, que por lo que te conozco puede ser cualquier persona que se cruce en mi camino. Esta escena va acompañada con la mejor cara de forra que tengo, la mirada mas fría y la pose mas sobrante.

Me quiero morir: no puedo creer que le haya dicho todo eso. ¿Se habrá enojado? ¿y ahora que hago? Me voy a quedar sola para siempre, nadie me va a querer como Roberto. ¿Por que en el año 2002 no le habré preparado la torta de chocolinas que me pidió? ¿Por que nadie me quiere? ¿Que hice yo para merecer esto?? Estos cuestionamientos generalmente me surgen a penas cruzo la puerta de mi Dpto., (después de haber hecho 10.000 Km en bondi, con la mejor cara de no me pasa nada y tratando de autoconvenserme de no voy a llorar, no voy a llorar), cuando logro tirarme en el sillón (o cama si esta mas cerca) y me descoso en un mar de lágrimas.

Vengan todas a casa: después de gastar una fortuna en teléfono contándole a todas mis amigas lo mal tipo que es Roberto, y en un acto de caridad de su parte (después de escucharme llorar 3 horas por teléfono), nos juntamos todas en mi casa a seguir hablando mal de Roberto, viendo por que me dejo, por que todos los hombres son iguales y por sobre todo a trazar un plan maquiavélico en contra del NN ya que a partir de este momento es innombrable. Todo esto mientras llenamos nuestro cuerpo de carbohidratos y alcohol (elementos 100% necesarios en este tipo de situaciones)

Dame todas las películas de amor (que sean tristes): generalmente después de la charla, las conjeturas y los planes, una vez que a todas mis amigas y a mi se nos paso la resaca, empiezan los llamados para salir, y yo que estoy con todos los ojos hinchados, con la cara como pelota por la retención de líquidos por vivir a carbohidratos, decido quedarme en casa...El problema, me tengo que quedar sola, Roberto no esta!! y ahora ¿que hago? Ya se...(pienso) me voy al vídeo y me alquilo todas las películas de amor que existan (eso si que sean triste y que me recuerden que ya no hay mas amor en mi vida). La maraton de pelis generalmente dura toda una noche y para variar con muchos carbohidratos.

Hay una lágrima sobre el teléfono: acá no hay mucho que contar, es la etapa que se caracteriza por la sucesión de llamadas a Roberto que van desde decirle que lo extraño, pasando por un vos te lo perdes, hasta terminar en que es un reverendo hijo de su madre por haberme dejado.

Me interno en un Gym y me hago herbívora: claro, después de haber comido por lo menos 4 toneladas de chocolates, gomitas, caramelos y cuanta cosa que engorde que existe en en mercado, estoy hecha una vaca, y si realmente sale con Pampita no me puede ver así...asique lo mejor que puedo hacer es de ahora en mas vivir a lechuga y hacer gimnasia por lo menos 20 horas de las 24 que tiene el día.

Voy a donde vos estas para que veas que estoy hecha una Diosa: después de tanto entrenamiento y de casi haber muerto de hambre, estoy en mi mejor momento y que mejor cosa en el mundo es que Roberto me vea así y se muera por lo que perdió. Llamo a las chicas, organizo el plan, me voy de Shopping, voy a la peluquería, me hago revoque fino y salgo hecha una femme fatal...Llego al bar, entro llevandome el mundo por delante...y de repente lo veo...si si, ese es Roberto, creo que no me vio...no, no me vio por que esta de espaldas (le comento a mis amigas) se da vuelta, lo miro...y de repente pienso...¿¿¿tanto esfuerzo por este perejil, que ahora esta mas gordo, mas pelado y tiene menos onda que pelo lacio???


...y después de tanto esfuerzo de producción, no queda otra que volver a las pistas con la esperanza de haber aprendido algo de todo esto y de que el próximo valga la pena!!...


5 comentarios:

  1. Todas lo hicimos y espero que sea la ultima nos decimos y nos afirmamos

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  2. yo creo que las situaciones del desamor en las mujeres es generado por un pacto secreto entre los chocolateros y panaderos(fue broma). Un beso Negra, como siempre escritos de calidad

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  3. MARVELOUS! Muy bueno!! Toda la ilógica irracional de las emociones, y escrito para mayores de 13!
    Leansé lo que hacen, leamos todos lo que pasa, a ver si alguna vez aprendemos!

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  4. Niña como escribes! Me he tomado el atrevimiento,espero no te moleste, de imprimir tu post para enseñarselo a mi media tostada y hasta hoy no para de reír. Continua por favor
    saludos

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  5. jajajajaj no hay drama! Todo lo contrario, es un halago! Me mato lo de media tostada.

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