La tortuga hizo trampa

Alguien recuerda la fábula de la liebre y la tortuga, bien si no la recuerdan es que no tuvieron infancia y no merecen seguir leyendo; volvamos a la fábula, en ella la favorita campeona indiscutible tendría que ser la liebre señores!
¿Cómo va a ganar la tortuga? ni en un millón de años podría ganarle.
No me interesa la enseñanza que deja el cuento me interesa que intentan hacerte cambiar la mentalidad y virarla hacia que el paso corto pero seguro te va a hacer ganar la carrera, pero esto es imposible.

La tortuga seguramente, decididamente hizo trampa. No existe otra posibilidad; nosotros apañamos desde muy chicos esta situación en la cual la muy estúpida de la liebre se dejó ganar, en vez de al salir de la línea de partida y decirle a la tortuga “me hacés trampa y te fulmino, chichón de suelo”. Lo peor es que la fábula culmina con el infeliz final de que la tortuga ganó, la liebre perdió y con su moraleja;

Déjenme ponerle una fichas a la pobre liebre.
Por esos días la liebre no andaba sola por los bosques y al ser la mas veloz era muy amiga del león, las ardillas y unos cuantos zorros, ella sabía conseguir amistades…la tortuga en cambio era solo amiga de Esopo y en esto reside su trampa; maldito quelonio tramposo ¿no podía buscar de compañero a las iguanas o a el búho, la gacela? no, tuvo que buscar al autor de la fábula. Hacía años que las tortugas preparaban este plan, y digo años porque todo lo hacen lento, hasta morir. Se venían reuniendo bajo un árbol y dieronse cuenta que el genial autor en ningún momento las nombraba ya que no tenían nada en que apoyarse para crear ninguna moraleja, por lo tanto encargaron a una de ellas que se hiciera de la amistad de Esopo. Esta lo hizo como lo hace una tortuga poniendo cara de infeliz, con movimientos lentos y tumbándose cuando podía para que la diesen vuelta mostrando la mas feroz vulnerabilidad. Maldita!, lo terminó convenciendo de que era una indefensa pero cariñosa.
De esta forma y mientras pasaba el tiempo que para el animal solo eran segundos el escritor comenzó a ofrecerle un lugar en la historia de nuestra cultura escrita, sin mas cualidad que no hacer nada solo mirar con esos ojos perdidos de fondo totalmente negro que entristecen….hizo trampa. La pobre liebre no tiene esos ojos y sus grandes orejas hasta la ridiculizan, un alma libre que corre salta y corta el viento a cada patada que le da al suelo. ¿Cómo no iba a confiarse de ganar? Era imposible que tan esbelto espécimen no destruyera la línea de llegada con su velocidad; es más, nadie apostó por la tortuga, era un imposible; solo Esopo lo hizo y ahora todos nosotros dudamos en apostarle a la liebre. Lo que nadie sabía era que la tortuga ya había amañado el certamen de entrada antes que se dispongan a pisar la línea de salida.
Ahora los quelonios cuentan con la aprobación del bosque casi por completo y además un lugar en el consejo del árbol. Eso era lo que querían en el fondo y lo lograron.
La pobre liebre luego de la carrera fue marginada por sus antiguos amigos y defenestrada por perezosa y confiada. La desterraron y vaga sola por otro bosque temiendo encarnizadamente a las tortugas que tanto daño le hicieron. La única que fue a despedir a la liebre cuando marcho al exilio fue la ardilla, realmente su única amiga.
Si hubiera una moreleja en esto sería “no confíes en las tortugas, quieren dominar el árbol…y mañana el mundo.